Sabadete

Otra noche sola en la cama. Son muchas las que paso sola, guardándote tu lado de la cama caliente para cuando puedas volver y acurrucarte a mi lado.

No me gustan los ruidos de noche, y menos cuando estoy sola, me hacen sentir insegura y miedosa, como una niña a la que sus padres dejan sola en casa por primera vez.  Los ruidos del edificio me acosan, el ascensor retumba siniestro y los electrodomésticos se confabulan para asustarme pasada la media noche. No es un miedo racional, pero tampoco exagerado, simplemente una inquietud que me asalta sin pensarlo demasiado.

Hace un rato que lo escucho, es constante y va en aumento y se escucha claramente en la habitación. Me revuelvo incómoda en la cama y termino por levantarme a darme un paseo absurdo por el apartamento a comprobar que todo está cerrado y en su lugar, lo cual está, como era de esperar. Vuelvo a la habitación y compruebo también que las puertas del balcón están bien aseguradas, me meto de nuevo entre las sábanas y vuelvo a mi libro.

Pero ahí sigue, el sonido constante y repetitivo. Vuelvo a cerrar el libro de nuevo hasta que escucho un fuerte alarido seguido de un espeso silencio a continuación: evidentemente eran los vecinos de arriba haciendo un sábado sabadete de manual.

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Cafés para el alma de Andrea Rodríguez Naveira está sujeto a Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

 

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