No todos lo entienden, no todo el mundo comprende esa pulsión que aparece de repente y te empuja a escribir, coger un boli y destrozar páginas inmaculadas.
No todo el mundo te comprende. A veces ni tu pareja no sabe por qué lo haces, no llega a entender ese momento en el que sientes la cabeza en llamas por lo que están pariendo tus dedos. En verdad no es fácil y él o ella tiene que saber esperar, tiene que aprender a parar un pensamiento o una conversación porque algo te ha venido a la mente y necesitas proyectarlo, necesita saber esperarte.
Es preciso que sienta la belleza del momento, de ese instante en que tu cabeza bulle buscando las palabras con las que expresar eso que se te ha aparecido en la mente todavía abstracto. Debe comprender a qué se expone contigo y saber qué esperar, pero también intuir que detrás de cada una de tus letras hay un poquito de él o de ella, un guiño a lo que te aporta, o simplemente saber ver el agradecimiento implícito que porta cada escrito por su comprensión.
Ninguna de las posiciones es sencilla. En muchas ocasiones nos relacionamos mejor con aquello que escribimos que con las personas que tenemos alrededor, porque nuestros personajes son parte de nosotros, sabemos por dónde van a salir y que no nos van a dañar. Cuando te expones al mundo, a otra persona, no sabes lo que te vas a encontrar. Sin embargo es necesario arriesgarse y permitir la entrada a los demás a esos mundos que escondemos, pues se nutrirán de ello.
Es difícil tratar de escribir, de querer mejorar cada día, sobre todo cuando has de compaginarlo con la vida misma, esa que pretende sujetarte las alas y no dejarte ir. Resulta complicado compartir tu tiempo y ser generoso con el, pues resulta muy caro perderlo. Pero hay veces que merece la pena, pues la inspiración te encontrará de repente, sin que tu la llames y mejor que te encuentre disfrutando, o escribiendo.
A veces está bien agradecer a la inspiración y musas de cada uno/a. Gracias.
Cafés para el alma 
❤
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Este oficio solitario de esfuerzos oscuros que difícilmente encuentran recompensa y de sacrificios muchas veces incomprendidos, que no da para comer y apenas para soñar, veneno que nos hace volar sobre la jerga cotidiana para hablarle de forma extraña a un papel o perdernos en divagaciones inventándoles vidas a gente que no existe, para muchos esfuerzo inútil, para otros vicio, para algunos ultimo amarre en el puerto de la cordura, este imposible de querer expresarse con el lenguaje en un mundo donde a la mayoría de las palabras le sobran letras y la segunda frase ya no la lee nadie, es, o así lo creo yo, la gilipollez más interesante a la que puede uno entregarse.
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Es difícil encontrar recompensa es cierto,pero para mí saber que estáis ahí y me leéis y viceversa es el mejor premio que podría tener.
Muchas gracias por pasarte y comentar,un beso enorme!
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Totalmente de acuerdo! Pero no solo en el tema de la escritura, si no en todo aquello que nos haga evolucionar como personas. Una pareja real y perfecta, permítira querernos sin cortarnos las alas, con paciencia, mucha paciencia. Puedo sonar utópico, pero eso no es un amor sano, es otra cosa. ♥
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Con libertad es la única manera buena de querer Lidia. Beso grande!
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Una sola palabra sobre una cuartilla en blanco, una frase o una novela completa es celebrar un encuentro fecundo con la existencia que es cierto. No da para comer, pero da para vivir. Es éste un íntimo texto que muchos podriamos compartir. Jajaja, Mi chica no me lee. Un beso.
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Muchos días da hasta para respirar 😘
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Grandes verdades. Ideas, tramas, personajes, que no por ser meras ficciones en la mente de cada cual son menos reales, que quieren surgir al mundo, al procesador, a la libreta… tomar forma de palabras, frases, párrafos, páginas. Muchos piensan que es una locura, pero, cuando ven lo que has impreso, incluso un libro si has publicado, te miran con ojos de admiración, y sientes que tu trabajo, tu constancia, tu imaginación, han servido para algo 🙂
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Esa sensación es impagable 😊
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Lo cierto es que difícil sí que es el camino. Muy complicado e incomprendido al mismo tiempo. Pero, ¿dónde queda la paz que se siente?
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