Recuerdo tus garabatos en la pared, los momentos arrebatadores de inspiración donde todo el mundo se paraba, tu cuerpo permanecía estático y tu mente volaba lejos, a kilómetros de nosotros. La convivencia no resultaba fácil, tres son multitud y tu arte era algo más que la tercera en discordia. Era tu centro, tu equilibrio, era tu verdad.
Compartir al ser amado es una habilidad en la que los humanos demostramos nuestra incompetencia más manifiesta. Sale el egoísmo disfrazado de pena, la envidia vestida de angustia. Creemos que vencemos cuando nos adueñamos de todo, hasta que queda un ser vacío y estéril que tú mismo has buscado y vaciado.
Image by Helena Jankovičová Kováčová from Pixabay
Cafés para el alma de Andrea Rodríguez Naveira está sujeto a Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Pingback: Tu arte — Cafés para el alma – Lucia Solorzano
Muchas gracias por compartir! 🤗
Me gustaMe gusta
Pingback: Tu arte — Cafés para el alma – Ana Vera
Pingback: Tu arte — Cafés para el alma – Luna Amor
Muchas gracias por compartir 💜
Me gustaMe gusta
Pingback: Tu arte — Cafés para el alma – Luna Olvera