Última colaboración con letras y poesía que podéis leer aquí, espero que os guste!
Aguardo todavía sangrante tu regreso, con pinturas de guerra en el corazón, adornado con costurones que lo atraviesan de norte a sur, de este a oeste y viceversa, regulando el tráfico irregular que me provoca tu reciente recuerdo.
Dicen que te perdí antes de haberte tenido, que era muy joven, que no era mi tiempo y mucho menos el tuyo. Dirían lo que fuera, esa es la verdad, afirmarían que el cielo ahoga a los vivos y que el mar revive a los muertos en vida. Dirían lo que dijeron cuando todo comenzó, cuando te atisbaron por primera vez entre los pliegues holgados de mi ropa. Miraban, observaban en la distancia, entre apenados y cautelosos, prudentes y atentos al efecto llamada en sus hijas, tratando de protegerlas del mundo, olvidándose de que el monstruo suele estar debajo de la cama.
Me quedé sola, aunque ya nunca lo estaba. Te hablaba, pero no podías contestarme, lo que no sabía es que nunca llegarías a hacerlo. Ahora la pena se refleja también en sus rostros, mucho más que antes, pero yo sé que también están aliviados de que no estés, de que te quedaras a medio camino… pero me lo guardo en el cajón de rencor en que me he convertido.
Puede que ya nadie entienda de quién estoy hablando, que el amasijo de carne blanda y sangrante que todavía soy nuble la claridad de mi juicio, pero sigo esperándote, aunque sepa que ni siquiera llegaste a venir.
Imagen de Alexas_Fotos en Pixabay
Cafés para el alma de Andrea Rodríguez Naveira está sujeto a Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
¡interesante!
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Gracias!
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Dicen que la vida perfecta la gobierna el sonido del reloj, Incluso el amor sólo se acepta, como la vida, como la cosecha, si llega en su justo tiempo. Como si un juez determinarse el adecuado para nacer.
Un beso.
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