Cada vez que te veo me invade esa característica sensación avergonzada. Eres mi cúmulo perfecto de pesares, esos que nunca tuvieron una cura apropiada. Todavía sigues siendo mi lastimosa debilidad en las noches en blanco, cuando te pienso y te dejo entrar y ya no puedo dejarme ir a la paz de la fase REM.
Continúas en mí, como el alcohol de garrafón del último local, arrojándome a los brazos de la resaca emocional consentida.
Sigues y seguirás, porque yo te lo permito, porque te dejo ser y estar en mí una década más.
Cafés para el alma de Andrea Rodríguez Naveira está sujeto a Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Hay ciertas cosas o personas que dejan tanta marca que son imborrables y aunque sepamos que son nocivas, nos resistimos a dejar de pensarlas.
Muy buena entrada.
🌹
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Muchas gracias! 🤗
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