Me gustan las cosas bonitas y con luz, que me hagan sentir bien y reconfortada…
Una cafetería con encanto; unas luces anaranjadas que recuerden al fuego; una librería antigua y abarrotada de libros por todas partes, no importa si está un poco desastrada… las tiendas con aires antiguos, o vintage, que está más de moda decirlo así; una cabaña en medio de ninguna parte en un invierno con nieve, o un océano cristalino a mis pies.
No es cuestión de superficialidad. Todo aquello que tiene un aire especial me trae ráfagas de inspiración sazonada de felicidad que me llenan de vida, y también de esperanza. Esperanza en que puede haber otro mundo con un color distinto, más sensible y real que este en el que nos ha tocado pelear para vivir. Me da esperanza en que no todo es moda y que la gente especial existe y puede vencer a toda la ordinariez que puebla la Tierra.
No voy a disculparme porque me agrade lo especial de la vida, ni porque encuentre reconfortante la belleza escondida en las cosas tristes y difíciles, esas de las que casi siempre se nutren mis letras.
CafÈs para el alma de Andrea RodrÌguez Naveira est· sujeto a Licencia Creative Commons AtribuciÛn-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Comulgo con todo lo expuesto. Diría que es la maldición de la gente aficionada a escribir, pero de lo triste y difícil también nacen luces, y sabiendo que existe gente así, el mundo es un lugar mejor.
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Es una bonita maldición al final y siempre hay que tener esperanza en lo bonito de la vida. Un abrazo grande!🤗
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A todos nos gusta, pero a veces esas cosas se esconden… Me encantó leerte. Besos a tu corazón.
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Hay que buscarlas bien hasta encontrarlas! Un abrazo!!
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