Desde aquí puedo ver como respira. Sé lo mucho que le cuesta traspasar el umbral de ese edificio que ve hasta en sueños. Pero lo hace, vuelve a llenarse de oxígeno y avanza, un pie detrás del otro, uno de cada vez.
Solo tiene que respirar y lo sabe, imaginarse como sus pulmones florecen como una primavera anticipada, como de cada alveolo nace una rosa, una margarita o una peonía y expulsar lentamente el dióxido de carbono que su cuerpo rechaza. Así una y otra vez, siendo consciente de cada uno de los movimientos inconscientes que hace su cuerpo para mantenerse con vida.
Amor, lujuria y sexo eran muy fáciles antes, cuando podía respirar. Ahora cada vez que lo intenta, las bocanadas que aspira desordenadamente arrollan las ganas, el deseo y la pasión.
Por eso las flores. Por eso los colores, por eso la alegría, por eso la vida.
La vida, que atrae más vida, solo hay que llamarla con la suficiente insistencia.
CafÈs para el alma de Andrea RodrÌguez Naveira est· sujeto a Licencia Creative Commons AtribuciÛn-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
👍⚘
Me gustaMe gusta
Y celebrar la vida con cada bocanada de aire que se aspira. Un besazo.
Me gustaMe gusta