Aquellos niños

Ayer me encontré con la vecina del primero en el portal y me comentó que no sabía que teníamos niños, sorprendida le confirmé que no, que no tenemos, y dejé a la mujer tan desconcertada como ella me había dejado a mí.  No encontré sentido a su pregunta en aquel momento, y no volví a pensar en ella hasta hace un rato.

Con las mejillas todavía arreboladas, mi reflejo me devuelve la mirada desde el espejo semi empañado del lavabo. En verdad parece que todavía tenga los veinte años que la gente sigue suponiendo que tengo, claro que la gente supone cualquier cosa, como que en nuestra casa hay niños que corren descalzos por el parqué a media tarde, que se ríen como locos y se revuelcan por el sofá para terminar aterrizando con un golpe sordo en el suelo, que los grititos y risas sofocadas provienen de juegos infantiles y no de dos locos enamorados desde hace tantos años.

Podríamos decir que sí, que tenemos niños, que todavía mantenemos a esos niños que fuimos bien anclados en nuestro interior, que aquellos adolescentes con varios grados de temperatura corporal por encima de lo normal siguen intactos. Podríamos decir muchas cosas de quienes fuimos, todavía más de quienes somos hoy, pero lo cierto es que lo único que importa es el tú y yo.

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8 comentarios en “Aquellos niños

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