Cada mañana está ahí para juzgarte un día más. Debes enfrentarte a su cruel veredicto con el cuerpo y el alma desnudos. Acatas en la sentencia desfavorable con la resignación de quien se sabe condenado, convencida de que su verdad es universal y no está en tu mano modificarla.
Así, otra un nuevo día más te arrastras de vuelta a la miseria del autodesprecio incapaz de enfrentarte al reflejo que te devuelve el espejo.
Te dejas vencer sin ni siquiera mirar de verdad, sin atreverte a ver más allá de esos supuestos defectos que solo lo son para tus ojos expertos, maleducados en revistas y programas más irreales que los mundos de la magia.
CafÈs para el alma de Andrea RodrÌguez Naveira est· sujeto a Licencia Creative Commons AtribuciÛn-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
El otro lado del crista azogado guarda el retrato desdibujado de una mentira sin alma. Un besazo.
Me gustaMe gusta