La música suena de fondo, la misma que el verano pasado vivimos saltando como dos locos enamorados en los conciertos. Hoy sin embargo, suena más suave y acústica para que puedas tocarme al ritmo sin perder un solo compás.
Me tienes sentada sobre tus rodillas, agarrada como si fuera esa guitarra española que sé, te hubiera encantado aprender a tocar. Mi cuerpo hace las veces de ese sueño incumplido, supliendo la aspereza de las cuerdas, con la suavidad de mis curvas bajo tus dedos.
Rozas despacio mi piel, con la palma de la mano, procurando arrancarme el sonido de lo más hondo de la garganta, raspado los recuerdos de casi una vida de mutua compañía, de locuras y aventuras, de tonterías.
Somos distintas caras de la misma manera, indivisibles en su conjunto, unidas en su futuro.
Cafés para el alma de Andrea Rodríguez Naveira está sujeto a Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Es muy íntimo y hermoso, gracias por compartirlo. Un besazo.
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No más íntimo que mi imaginación 😊 gracias a ti.
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