Ser estrella del rock y vivir en el autobús, una ciudad sin nombre cada noche, para no equivocarte. Saborear las noches de verano en toda su fuerza: el sudor corriendo entre los pechos, la camiseta empapada y el pelo pegado a la cara.
Ir por la vida con la camisa arrugada y el alma partida en dos, pero no importa: quizás la próxima canción sea el hilo adecuando para recoserte con puntadas bien prietas. O quizás no, y en el próximo gran pueblo encuentres esa brizna de inspiración que viene faltándote y termine por completarte.
Poco importa en realidad, las almas perdidas son ricas en emociones, en pasiones y en libertad. Vuela libre mientras puedas, antes de que los demonios de la realidad y las responsabilidades te seccionen cada una de las plumas de tus alas.
No quieras bajarte de la vida en la siguiente parada, puedes descubrir que es billete único sin stop hasta mi mundo: el mundo real.
Cafés para el alma de Andrea Rodríguez Naveira está sujeto a Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Ay, ha habido partes en las que me he sentido bastante identificada. Muy bonito 🧡
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Muchas gracias Paula, es lo mejor que podías decirme… que te has sentido identificada.
Un abrazo bien grande 😘
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No sé cual de esos dos mundos es más real. Un abrazo.
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Igual no lo es ninguno 😉
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Cierto. Igual sólo son ecos.
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