Ella es un poco gris en su día a día. Suele limpiarse las lágrimas con sonrisas deslavazadas, llena de premura. Pero es que es así, no lo sabe evitar, y en el fondo tampoco quiere.
A su manera melancólica y romántica se acompaña la vida de soledades no compartidas. Los cafés a medias nunca han sido sus preferidos, mejor en solitario, templados y viendo llover sobre la ciudad.
Siempre deja los recuerdos reposando y las heridas bien abiertas, sin necesidad de sanar porque todo lo quiere sentir bien, hasta que duela lo suficiente para poder dejarlo marchar.
Sangra cada mes, no solo entre las piernas, sino también por los ojos cuando se le llenan de sombras sin reclamar. Una vez al mes se queda en carne viva, expuesta con sus emociones marcadas a fuego en la cara.
Pero sigue, como seguimos todas.
Cafés para el alma de Andrea Rodríguez Naveira está sujeto a Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
👌
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😘
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Amargura a plazo fijo. Un besazo.
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Quizás, o quizás no. También se puede ser feliz y no estar amargado siendo alguien que es más triste que otra cosa. Cada uno es como es.
Un abrazo grande😘
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Discrepo, la felicidad se encuentra en la propia manera de contemplar hechos que deberían llevarnos a la desesperación. Ahí queda.
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La felicidad es muy escurridiza, cada uno la encuentra cosas diferentes y a menudo donde menos se la espera…
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Precioso. Me encanta 🙂
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Muchas gracias 😊 siempre alegra que este tipo de textos gusten…
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Hermoso, como la mayoría
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Muchas gracias😊
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