Me desperté con el olor de las tostadas francesas en la nariz, idénticas a aquellas que comíamos todas las mañanas en pijama en aquel verano junto a la playa.
Recuerdo muchos placeres de ese viaje y también la manera en que te estirabas cada amanecer mirando al mar. Siempre me ha gustado mirar como te mueves, con ese paso lento y desganado de genio despistado.
Me gusta observarte entre el flequillo, que te irrites porque te sientes vigilado y te vuelvas demasiado torpe hasta para ti.
Y que cuanto más torpe, más rías.
Me gustas así, porque no te escondes y puedo verte de verdad y hacía demasiado que te escondías.
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¡Poesía en prosa! Un abrazo.
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Muchas gracias Carlos😊 un abrazo grande!
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Muy bonito 😊
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Muchas gracias!😘
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