Toda su vida ha odiado las mentiras, ni siquiera tolera bien las mal llamadas piadosas. Y él lo sabía, lo sabía mejor que nadie de hecho, pero no supo o no pudo tomárselo en serio y le mintió tantas veces, en tantas cosas diferentes, que la línea que separa realidad de ficción comenzó a difuminarse a pasos agigantados.
Aunque no siempre supo hacer lo mejor para sí misma, sí pudo ver cómo la realidad se le escapaba entre los dedos en su mundo construido con paneles de excusas, ventanales de medias verdades y cimientos de puras mentiras.
Y el suelo se abrió bajo sus pies.
Continuar viviendo, levantarse con las rodillas en carne y volver a intentarlo: vivir la vida sin él otra vez, es la única verdad que permanece.
HAY QUE SEGUIR
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Siempre.
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gracias
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No hay que rendirse nunca. Lo mejor está por venir, seguro! Bonito micro. Un abrazo, Andrea! Disfruta del finde! 😊😘
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Gracias Lidia! Y rendirse nunca! 😘😘
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¿Sabes lo que te digo? ¡Que más pierde él! Un beso.
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💪
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La mentira no lleva a nada bueno, pero rendirse… ¡jamás! Besazos
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