– Te quiero.
Y tú vas y te lo crees. Otra vez. Bendita ignorancia.
Todos los días al levantarte suena en tu cabeza la misma banda sonora: esa canción de decepción que conoces tan bien. Con el estómago del revés, las manos temblorosas y los ojos tan hinchados que pareces una imitación barata de Dobby, el elfo doméstico, consecuencia de varias noches de lágrimas.
A veces no sabes por qué aguantas otro día más, si tras cada humillación te haces un poco más pequeña a si lado. Pero podría ser peor, te dices, por lo menos no llevas la cara marcada. Nadie tiene que saberlo. Hasta que sea demasiado tarde y las cicatrices del alma se te marquen en la piel.
Cafés para el alma de Andrea Rodríguez Naveira está sujeto a Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Duro, muy duro! Hay que salir de esa espiral como sea! Terrible cuando te rncuentras en una situación así…
Un abrazo, Andrea!
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Si… Y es vital visibilizar esto,porque todavía hay mucha cultura de esconder…😢
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Al aire las cicatrices que es como menos marca dejan. Como una pancarta que acusa a quienes maltratan. Un beso.
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Mira cada vez que me dicen guapo, yo voy y me lo creo, la vida, ay que reírse de ella. Un gran abrazo Andrea y que pases un gran lunes.
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Igualmente Junior!😘
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Así es de lamentable dejarse. Supongo que es porque es más fácil que defenderse.
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Supongo que sí… además, es complicado ver ciertas cosas…😢
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Nos van a hacer falta gafas, para estar menos ciegos ante el amor.
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😢😢 Muy triste, ninguna mujer merece ser tratada de esa manera. Pero vale la pena totalmente escribir sobre esto, para que despertemos. Un abrazo 💜.
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Sin duda. Nunca se visibiliza lo suficiente. 💜
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