Aún te acuerdas de esa esa espina clavada en el corazón. Esa que a pesar de haber sido arrancada hace años, en su momento se enraizó hasta lo más profundo de tu latiente corazón. Son escasos los momentos es los que sientes el aguijonazo de su recuerdo dañino y vibrante a partes iguales, y aunque remotos, esos instantes de dolor nunca pueden ser olvidados, pues exigen la atención de aquel al que amaste.
Los recuerdos son armas peligrosas, armas que pueden ser más arrojadizas que una explosiva granada en la cara del otro. Cuídate mucho de que te alcance, pues el impacto es terrible y la devastación emocional que provoca casi inhumana.
Ah, pero cuán orgulloso es todo aquel que amó y fue herido en lo más álgido de su amor… El tiempo pasa y sana las heridas, pero las cicatrices perviven con uno mismo hasta el fin de la vida, atestiguando el recorrido y la intensidad con la que se ha vivido.
Cafés para el alma de Andrea Rodríguez Naveira está sujeto a Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
El recuerdo nos sirve para repensar una vida,a pesar de los momentos menos buenos.Que no nos falten
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Nos faltaría la mitad de la vida si nos faltan…
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Esas espinas, nunca se curan.
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Siempre queda alguna raíz..
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