Relato

Una vida de noches sórdidas le acechan tras cada recuerdo borroso mientras observa la vida que le resta pasar desde una cama de la que ya no se puede levantar, producto de una senectud prematura que le ha vencido.

Las juergas, la pasión desenfrenada rellena de odaxelagnia, los amaneceres en cualquier prostíbulo… son las heces que su mente expulsa con cada contracción de dolor. Pero eso ya pasó, nunca más volverá a sentir la tersura de una piel suave bajo su mano, ni las cosquillas de un zaino cabello de mujer en su cara en una noche de lujuria.

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